Gracias al proceso Cultavit® hemos conseguido emplear y optimizar los procesos biológicos de crecimiento y germinación y estandarizarlos de tal manera que los nutrientes esenciales, como las vitaminas, los minerales y los oligoelementos, se concentren en su matriz natural. Al final del proceso, disponemos de productos que contienen en un solo gramo una cantidad muy superior a la ingesta diaria recomendada.

El trigo sarraceno es fundamental en el proceso de producción de Cultavit®. En Europa y Asia se lleva cultivando el trigo sarraceno, en latín fagopyrum esculentum, desde hace siglos, aunque en los últimos años ha experimentado un verdadero renacimiento: al no estar emparentado con el trigo, a pesar de la similitud del nombre, y no contener gluten, la harina que se obtiene de su semilla está ganando en popularidad e importancia.

Sus plántulas han demostrado ser especialmente receptivas y robustas. Si las introducimos en un entorno rico en nutrientes y agua, y garantizamos la temperatura y las condiciones ambientales adecuadas, las plántulas empezarán a crecer, tomando los nutrientes que necesitan del medio e incorporándolos a sus estructuras.

Este proceso se controla cuidadosamente, se supervisa continuamente y se interrumpe en el momento óptimo. Gracias a muchos años de experiencia, el proceso Cultavit® ofrece hoy resultados fácilmente reproducibles. La concentración de nuestras vitaminas y minerales, así como de otros nutrientes, está dentro de los umbrales definidos. Como sucede en todo proceso biológico, su concentración no siempre es exacta, pero si predecible. Por lo tanto, nuestro producto puede utilizarse en alimentos sanos y vegetarianos sin ningún inconveniente.